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Beneficios del Queso
No cabe
duda del gran valor nutritivo del queso.
Su proteína de alto valor biológico posee una buena digestibilidad, lo que
unido a la casi ausencia de lactosa lo convierte en un alimento de fácil
digestión. Además, la poca lactosa que pueda quedar se fermenta durante la
maduración del queso, con lo que las variedades maduradas y de pasta dura tipo Cheddar,
Parmesano, Gruyere o Emmental pueden estar indicadas en las personas que tengan
intolerancia
a la lactosa para que puedan disfrutar de
este excelente alimento. Sin embargo, no hay que olvidar evaluar siempre la
respuesta individual en función del grado de intolerancia.
Otro de los beneficios del queso
es que su elevado contenido en calcio y vitamina D
lo convierten en el gran aliado en la prevención y tratamiento
dietético de la osteoporosis. Además, se sabe desde hace tiempo
que el queso puede ayudar a prevenir
la aparición de caries, aunque aún
no está claro el motivo. Parece ser que el calcio y fósforo del queso ayudan a
combatir el ácido creado por las bacterias después de comer. Quizás el hábito
de algunas culturas de comer una pequeña porción de queso en el postre tenga
una razón que vaya más allá de lo puramente gastronómico.
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Riesgos del queso para la salud
Pese al
atractivo nutricional del queso, su elevado contenido en sodio no lo hace indicado para personas con hipertensión
arterial o que deban seguir dietas
restringidas en sodio, como en la insuficiencia renal aguda y crónica, síndrome
nefrótico o en la encefalopatía hepática con presencia de edema. Las
alternativas para estas personas pueden pasar por consumir queso fresco sin sal o requesón, según
la gravedad de la patología y recomendación del dietista.
Por otro lado, su grasa es
altamente saturada, lo que no lo hace especialmente adecuado para aquellas
personas con hipercolesterolemia o enfermedades
cardiovasculares. Sin embargo, es curioso que
países como Francia o Grecia, donde el consumo de queso per cápita es elevado,
tengan una tasa de enfermedades cardiovasculares relativamente baja,
probablemente porque sus dietas son ricas en vegetales.
Otro de los riesgos del queso
para la salud es el elevado contenido en aminas de algunos de ellos. Las aminas
son compuestos nitrogenados que aparecen en algunos alimentos fermentados, como
quesos muy maduros, cerveza y vino, fruto de la descomposición por parte de los
microorganismos de los aminoácidos presentes, y que actúan como señales químicas en
el cuerpo humano, dando lugar a subidas de tensión arterial, dolores de cabeza
y erupciones cutáneas en personas que son especialmente sensibles. Por todo
ello, no se recomienda en estas personas el consumo de algunos quesos con alto contenido en
aminas, como el cheddar, los quesos azules, suizos u holandeses.
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